INTERES GENERALNACIONALES

CARLOS ALABE: «ME SIENTO ESTAFADO, LA CASTA NO ESTA EN EL GARRAHAN»

Crisis en el icónico nosocomio de niños

El mentor de la casa homónima en el Chaco aseguró que se está cometiendo un «hospitalicidio» con el ajuste en la institución.

En el Chaco, su nombre apellido se asocia casi naturalmente a Garrahan. En plena crisis del principal centro pediátrico de alta complejidad de Argentina, el impulsor de la Casa Garrahan Chaco (ver aparte), Carlos Alabe, expresó duras críticas al ajuste que afecta a la institución y consideró que el gobierno nacional está perpetrando, lisa y llanamente «una estafa: la casta, claramente, no está en el Garrahan», disparó.

En diálogo con NORTE, el titular de Ciudad Limpia calificó la medida como un «hospitalicidio» y reclamó saber «quién toma estas decisiones» que, según él, golpean a los más vulnerables y minan «uno de los pilares más respetados de la salud pública nacional».

«Agarrársela con el Garrahan es una crueldad tremenda: salvó miles de vidas, de argentinos, paraguayos, bolivianos y uruguayos, es como pegarle a Papá Noel o a los Reyes Magos», afirmó.

CRISIS INÉDITA

Fundado en 1987, el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan recibe anualmente a más de 600.000 pacientes y realiza cerca de 10.000 cirugías pediátricas, incluidos unos 100 trasplantes, según las cifras oficiales.

Se trata de un referente nacional e internacional en atención médica, investigación y formación en salud infantil. Sus profesionales son reconocidos por la alta calidad humana y científica.

«Si hay una institución en Argentina que no necesita explicación, esa es el Garrahan», dijo Alabe. «Cuando empezamos con la Casa en Chaco, nadie me preguntó qué era, todos ayudaron. No hizo falta contar una historia personal, simplemente dije ‘es para el Garrahan’ y la gente donó, trabajó, se comprometió».

Recordó también el esfuerzo de miles de personas que participaron de campañas de recolección de tapitas y otras acciones solidarias. «Gente humilde venía en bicicleta, a pie, con frío o lluvia a llevar sus donaciones. Porque sabían que se trataba de algo serio, de algo que vale la pena».

ESTAFA

El ajuste presupuestario que denuncia Alabe ha sido motivo de protestas por parte del personal del hospital durante los últimos días. En muchos casos, los residentes ganan menos que una canasta básica familiar y la deserción de profesionales por los bajos sueldos se volvió una constante, mientras se multiplican los turnos e intervenciones quirúrgicas postergados.

«El Garrahan no necesita un helipuerto nuevo, necesita que los médicos puedan vivir dignamente», reclamó. «Hay anestesistas con tres trabajos que no saben si mañana van a poder estar para un trasplante. Es insólito».

Alabe no ocultó su decepción con el rumbo político que impacta directamente en el hospital: «Nos dijeron que iban a cortar con los ñoquis del Congreso, con los que estafan al país, con la obra pública derrochada. Y ahora se la agarran con quienes salvan vidas. Me siento estafado, me siento usado».

También apuntó contra la falta de reacción social: «Me asusta la frialdad. Como si no nos doliera. Como si no entendiéramos la gravedad de esto. Hay una impotencia enorme».

Conocedor como pocos de la realidad del hospital, Alabe aseguró que en el Garrahan «no hay Ferraris, no hay sueldos obscenos. Los autos de los médicos dan pena, y sin embargo se rompen el alma. Lo hacen por vocación. La casta no está en el Garrahan», sentenció.

También explicó el valor simbólico y concreto del hospital: «Cuando yo conocí el Garrahan, entendí que no era solo un hospital. Es un centro de formación, de investigación, de solidaridad. Cada médico que se forma ahí, cada enfermero, cada voluntario, es una inversión en el futuro del país».