CLIMA

ANTICIPAN DÍAS DE INTENSO CALOR EN RESISTENCIA Y LA REGIÓN

Tampoco este año los termómetros tendrán piedad.

Según el SMN, al menos hasta el martes se esperan temperaturas superiores a los 34 °c. Será el preludio de un trimestre con valores normales o superiores a lo normal.

En su pronóstico extendido, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó ayer que, al menos hasta mediados de semana, se registrarán en Resistencia y en toda la región temperaturas cercanas o por encima de los 35 °C, en lo que será el preludio de un verano “anómalo”.

Para hoy, el organismo nacional anticipa que el cielo estará algo nublado y el viento rotará hacia el sector norte, lo que acentuará el ambiente cálido. La temperatura máxima esperada para las horas de la siesta es de unos 35 °C, con altas chances de que esa marca sea superada por la sensación térmica.

Con las mismas condiciones comenzará la semana, pero a partir del martes a la noche, hay probabilidades de que aumente la nubosidad y el tiempo se vuelva algo inestable.

PROYECCIÓN TRIMESTRAL

Cabe recordar que el organismo nacional ya había advertido que los meses de noviembre y diciembre de 2024 y enero de 2025 traerán temperaturas “inusualmente altas y precipitaciones escasas en gran parte del país”.

Según el Pronóstico Climático Trimestral, se esperan temperaturas normales o superiores en el centro y norte de Argentina, especialmente en el este de Buenos Aires. En la Patagonia este y sur, los valores de temperatura serán normales, pero las precipitaciones estarán por debajo de lo habitual, lo que generará un verano seco y caluroso, con días mayormente soleados. La menor cantidad de lluvias y el aumento de temperaturas implicarán un incremento en las olas de calor y mayores demandas de energía y agua, lo que podría afectar la vida cotidiana y la economía del país.

A la vez, el reporte “The Lancet Countdown Latinoamérica” de 2023 vincula estas condiciones extremas con riesgos para la salud en la región. Francisco Chesini, experto en salud ambiental, sostiene que desde la década de los 80 se registran veranos más cálidos y que, a partir del 2000, la tendencia a las anomalías térmicas se ha intensificado. Señala también que estos cambios ocurren en un contexto de transición demográfica, con aumento de la expectativa de vida y una población más vulnerable al calor.